sábado, 5 de noviembre de 2011

La estrategia del discurso astuto: confundir con la ambigüedad

El campo de la lógica (la mayor parte del cual está enraizado en los escritos de los primeros griegos) muestra qué reglas se deben seguir para ir desde proposiciones verdaderas hasta conclusiones correctas. En otras palabras: muestra cómo nos pueden engañar con falacias lógicas, lo que los lógicos llaman falacias formales. La epistemología nos instruye en qué podemos considerar conocible y por qué; también en cómo podemos hablar con sensatez sobre lo que es posible conocer. Este campo ha dado origen al análisis conceptual, una técnica rigurosa para analizar el lenguaje y, en fin, descubrir las sandeces en todas sus variedades. De la misma forma, la retórica y la psicología muestran cómo nuestras mentes y emociones pueden ser manipuladas con un lenguaje avieso.

El Compact Oxford English Dictionary define falacia como "un fallo en el razonamiento que invalida un argumento."

Las falacias se presentan en dos modelos: formal e informal. Las falacias formales son argumentos que rompen una de las reglas técnicas sobre cómo se forma un argumento válido. Por ejemplo, existe una falacia llamada "negar el antecedente". He aquí un ejemplo de cómo funciona:
Si alguien está en el Congreso, encontes él o ella es un ciudadano estadounidense.
George W. Bush no está en el Congreso.
Por lo tanto, Bush no es ciudadano estadounidense.

En España, esto se podría aplicar, por ejemplo, al Rey Juan Carlos. Pero no vamos a demostrar la no ciudadanía del rey ni de Bush para pedir su destitución inmediata, precisamente porque es obvio que la argumentación no es válida, aunque sus dos primeras premisas son verdaderas. Eso es así porque lo que no es válido es su forma. Está construida de la manera conocida como "negar el antecedente", que se expresa en notación lógica como sigue:
Si p (el antecedente), entonces q (el consecuente).
No p.
En consecuencia, no q.

Podemos sustituir p y q por cualquier cosa, y el argumento nunca sería válido.
La mayoría de las falacias en este libro son falacias informales, fallos en el razonamiento causados por algo que no es un quebrantamiento de la forma lógica, esto es, por ejemplo, utilizando una analogía pésima o apelando a las emociones.
Muchas de estas falacias, formales e informales, fueron identificadas por Aristóteles hace casi 2500 años. ¿Ha detenido esto su uso por parte de los políticos? ¡Al contrario! Las han tratado como si fueran estrategias formales e informales.
[...]

Uno de los grandes maestros de la ambigüedad política es el anterior secretario de defensa Donald Rumsfeld, un hombre que no sólo vilipendiaba a la prensa por no haber captado el mensaje (es decir, su mensaje), sino que también hacía que los que dependían de él (y todo el mundo, en general) no se enteraran de nada, para así ganar las discusiones. Veamos esta referencia a un clásico del género:

- La tarde del miércoles [después del 11 de septiembre], el secretario Rumsfeld estaba hablando sobre la ampliación de los objetivos de nuestra respuesta [a Al-Qaeda] y "conseguir Iraq". El secretario Powell replicó que había que centrarse en Al-Qaeda...[pero] Rumsfeld se quejó de que no había buenos objetivos a los que bombardear en Afganistán y que debíamos considerar la posibilidad de bombardear Iraq que, según dijo, tenía mejores objetivos. Richard Clarke.

¿Mejores objetivos? Clarke no podía creer lo que estaba escuchando:

- Pensé que me estaba perdiendo algo -me desahogué [con Colin Powell]-. Si nos ha atacado Al-Qaeda y ahora bombardeamos Iraq en respuesta, es como si hubiésemos invadido México después de que los japoneses atacasen Pearl Harbor.

Rumsfeld está utilizando aquí el viejo timo conocido como ignoratio elechi ("eludir la cuestión", que quizá en este caso se podría traducir mejor como "ignorar la idea clave"). En una fiesta o en la cama se le llama "no enterarse" o "cambiar de tema". En la ignoratio elechi, el truco está en centrarse en algo que por sí mismo puede ser válido ("los militares siempre prefieren atacar los objetivos más accesibles"), pero utilizándolo para apoyar una conclusión que no tiene ninguna relación en absoluto ("En consecuencia, ataquemos un país completamente diferente que tiene objetivos más accesibles"). Es la misma táctica utilizada por un fiscal en un juicio por asesinato en el que se extiende sobre lo sangriento que fue el crimen, algo que no tiene nada que ver con la culpabilidad o la inocencia del acusado.
Clarke explicó en el programa "60 Minutes" de la CBS que al principio pensó que el señor Rumsfeld estaba bromeando, una respuesta válida teniendo en cuenta que, de hecho, existe un chiste clásico que remarca esta ignoratio:

Un tipo está paseando una noche cuando ve a su amigo, Joe, a cuatro patas bajo una farola en la calle.
- ¿Qué buscas, Joe? -le pregunta.
- Se me han caído las llaves del coche -contesta Joe.
- ¿Aquí?
- No, allí entre los matorrales. Pero aquí hay mucha más luz.




"Aristóteles y un armadillo van a la capital"

2 comentarios:

  1. Ambigüedad política. Se me ocurre un ejemplo más reciente (tan reciente que me parece pertinente hilarlo con lo que dices) que Donald Rumsfeld. Es un político que también se sirve de la excusa de no haber comprendido su mensaje y del ignoratio elechi para ganar las discusiones. Increíblemente hoy he comprobado que cuela, ¿por qué?
    - Señor Rajoy ¿usted ha leído su programa? - Mi gato se llama guantes.

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  2. hay que actualizar chicos

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