domingo, 29 de julio de 2012

Emoción, Afecto, Personalidad y Cerebro

Nuestra personalidad, lo que somos, nuestra naturaleza de ser y la parte fundamental de nuestra propia personalidad se ubica en el cerebro, concretamente en el lóbulo prefrontal.

Algunos dirán que es una insensatez creer que nuestra personalidad se encuentra en un órgano y en parte es cierto, pues el cerebro necesita de una estímulación ambiental, contextual y experiencial para "moldear" nuestra personalidad, pero no se puede negar la implicación del cerebro en la personalidad, pues de no ser así no ocurriría nada en el suceso que comentaremos a continuación.

Para acompañar a esta explicación tomaré el conocido caso de Phineas Cage. Phineas era capataz de obra.
El 13 de Septiembre de 1848 Phineas Gage estaba trabajando a las afueras de Vermont en la construcción de una línea de ferrocarril. Su puesto era de capataz y en general era considerado como un hombre eficiente y capaz.

Una de sus funciones era colocar cargas explosivas en agujeros taladrados en la roca. Para ello llenaba el agujero de pólvora, colocaba un detonador, y finalmente lo tapaba con arena y aplastaba la arena con una pesada barra de metal. Ese día Phineas en un descuido olvidó echar la arena antes de presionar con la barra, por lo que al hacerlo hubo una chispa que hizo que explotase la pólvora. Esta explosión a su vez provocó que la barra de metal saliese disparada atravesando el cráneo de Gage y aterrizando a casi 30 metros de distancia.

La barra, que medía un metro de largo y más de 3 cm de diámetro y pesaba 6 kilos, entró a su cráneo por la mejilla izquierda (seccionando el nervio trigémino) y salió por la parte superior tras atravesar su corteza cerebral.


Phineas, casi milagrosamente, sobrevivió, gracias a la uena desinfección que tuvo alrededor de su prominente herida y sin dejar que la materia cerebral sobrante se pudriese dentro de a cavidad craneal de Phineas.

A pesar de su salvación, pasó algo más, el hombre valeroso, capaz, responsable, listo y vivaracho habia muerto, en su lugar un impulsivo, rudo y vulgar hombre se apodero de Phineas. Esto solo es un resumen de la variedad de síntomas que puede llegar a tener una persona con la misma lesión que Phineas como por ejemplo euforia desmesurada, conductas hipersexuales (humor infantil e hipersexual), distraídos, apáticos, despreocupados de las consecuencias sociales de sus conductas, hipocinesia, depresión y un largo etc...

Estos síntomas nos recuerdan a las conductas típicas que tienen los niños; los infantes nacen con un lóbulo prefrontal inmaduro, que se desarrolla a lo largo del tiempo, y consiguen controlar esas conductas que los lesionados prefrontalmente no pueden.

Otro de los síntomas que personalmente me parece increíble estudiar es el pensamiento abstracto y la creatividad de estos lesionados. Con el Test de las cartas de Wisconsin o simplemente dibujando podemos ver la poquísima creatividad de estos sujetos, por ejemplo:

Un sujeto control teniendo la misma base de puntos, establece un abanico de formas diferentes, mientras que un sujeto con una lesión prefrontal se mueve siempre alrededor de la misma forma.

Por último nombrare otro de los déficits de estos sujetos, que es la planificación. Son incapaces de planificar algo con éxito (por eso en su vida diaria tienen que moverse con rutinas estrictas sino sería un caos). Y este déficit se puede evaluar facilmente, con la batería BADS (Behavioural Assesment Dysexecutive Syndrom) que tiene múltiples tests para la evaluación de planificación y sindromes apráxicos, como el test del Zoo o mi favorito el Programa de acción

Este último test consiste en sacar un corcho de un largo tubo utilizando un gancho y un recipiente de agua cerrado y otro pequeño recipiente vacío:
La única norma es que no puede tocar con las manos el material, solo puede utilizar el gancho y el recipiente pequeño. Esto es una tarea de planificación muy facil; con el gancho extraemos la tapa del recipiente grande y con el recipiente pequeño vertemos el agua de recipiente grande al tubo. así el corcho subira y podremos cogerlo. Esta tarea par muchos prefrontales es imposible, sin embargo siempre hay excepciones. Para evaluar esas excepciones tenemos la torre de Hanoi, un test práctico de funciones ejecutivas en el que hay que planificar todos y cada uno de los movimientos que se van a hacer:


El objetivo aqui es trasladar todos los anillos de la posicion principal al otro extremo en la misma posición, la única norma es que al ir trasladandolos un disco grande no puede ir encima de otro más pequeño.

Recapitulando, desconocemos demasiadas cosas del cerebro como para conocer nuestro comportamiento, estudiar y predecirlo. Las neurociencias y las escuelas conductistas y congnitivistas deberían trabajar juntas en l desarrollo de teorías comportamentales que ayuden a la Psicología a establecerse como una ciencia para todos, porque Todas las escuelas tienen grandes cosas que aportar a nuestro conociemiento de la conducta humana y animal

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