domingo, 22 de julio de 2012

Pensar o no pensar, esa es la cuestión

Tenderemos a inferir que los animales carecen totalmente de conciencia y pensamiento alguno cuando hacen cosas estúpidas o que no les lleven a ningún resultado exitoso. Pero nunca aplicamos los mismos estándares a los miembros de nuestra propia especie, cuando las personas cometen tales actos.

Es importante darse cuenta de que decir que un animal piense conscientemente, tampoco es lo mismo que decir que es sabio y muy inteligente.

El pensamiento humano, a veces, se equivoca, y no hay razón alguna para suponer que el pensamiento animal no se corresponde con la realidad externa. Nuestros pensamientos pueden ser inadecuados o bastante diferentes de lo que otros ven como correctos o inteligentes. Pero el error no significa que haya una ausencia de pensamiento.

Los eventos que nos ocurren nos muestran que la estupidez no descarta la conciencia: Si nuestro coche falla al intentar arrancarlo, nuestra impaciencia nos hará, a muchos de nosotros, hacer algo totalmente irracional, como patear las ruedas, golpear el volante, sudar... Sabemos perfectamente bien que ese tipo de acciones no van a arrancar el coche, pero probablemente estemos pensando "¿por qué no arranca el maldito coche esta mañana?", "¿qué pasará si llego tarde a la oficina?", o "Debí de haber comprado una nueva batería el pasado otoño."

Ingold (antropólogo) no cree en el pensamiento animal, y hace esta mención:

"Morgan en su tiempo, y Griffin ahora, sugieren que los castores planean sus acciones, o preveen el final que tendrá su realización. Yo no creo que lo hagan, pero es más, yo no creo que los seres humanos lo hagan, salvo de forma intermitente, en esas ocasiones en las que una nueva situación requiere una respuesta que no se encuentra en el "almacén" de sus patrones habituales de comportamiento."



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