La “individualización” no es un fenómeno universal sino una
tendencia visible en las sociedades occidentales de los últimos años y cuya expansión
se advierte a escala mundial, nace así el paradójico concepto que Sombart viene
designando como “individualismo de masas”
y es que, como ya adelantaba Marx “hay más sujetos que los
que hayan soñado las filosofías".
Así,
podríamos decir que la génesis de las formas de identidad comienza
con la filosofía griega, el sofismo
entenderá la voluntad irracional, al servicio de intereses privados, como única
garantía de saber, y mostrará escepticismo ante la existencia de principios
universales, surgiendo así el enfoque individualista hedonista, (pesimismo
ilustrado, naturaleza orgánica de Kant, Freud) .Posteriormente, con la cosmovisión cristiano-medieval,
la subjetividad es sinónimo de interioridad, entendida en San Agustín, como
unión con el creador. Es
este momento, con las sociedades estamentales, cuando la identidad quedaba
prefijada por estancias supraindividuales.
En Descartes, destaca la
subjetividad cognoscente. La conciencia es entendida como un conjunto de ideas,
no individuales, sino universales. A diferencia de Hume, para quien la mente es un
conjunto de impresiones individuales.
Durante la industrialización, el proceso de individualización se
exacerba, el liberalismo político y económico y, la consiguiente urbanización,
conllevaron una ruptura con las raíces locales y las relaciones sociales,
produciéndose la separación
entre la vida pública y la vida privada. De manera que el individuo se
encontró solo y auto- observándose a
la hora de dirigir su vida.
En
medio del capitalismo salvaje, surge el individualismo
posesivo, que entiende que cada cual es propietario de su persona y sus
capacidades y ha de buscar el beneficio particular en cada relación. A su vez
se origina a raíz de la teoría de la evolución, el darwinismo social,
defendiendo la competitividad entre individuos, frente a la cooperatividad de
la cual el propio Darwin era partidario.
En los
sesenta, surge en Estados Unidos la psicología
humanista de la mano de
Maslow y Rogers que defiende la existencia de un individuo metafísico, que no
formaría parte de la sociedad. En el mismo momento en el que tiene lugar el Movimiento
por el Potencial Humano, que defendía el cambio de vida, la felicidad y la
autorrealización del americano, dando lugar a la fragmentación de la identidad
personal.
Como
resultado, el individualismo actual se asienta sobre la individualización
alentada por la civilización industrial. Este
individuo amenazado por la incertidumbre y la indefensión, delega su libertad y
sustituye la responsabilidad por tutela, recurriendo a los saberes expertos y a la cultura terapéutica, cuyos
principios de actuación desconoce.
En este
contexto, se produce la fragmentación,
no sólo de la identidad personal en una multiplicidad de singularidades en
devenir, sino también de la sociedad, formada por una pluralidad de
posibilidades separadas entre sí y parcialmente incompatibles, entre las que
los sujetos se ven obligados a modelar una vida en continua amenaza de
desanclarse.
De esta
manera, la individualidad de nuestro tiempo, se centra en el cultivo de la
propia interioridad, la autenticidad emotiva, la
autoexploración y la idea de felicidad a través de la recolección de sensaciones intensas que rompan la monotonía de la vida cotidiana, ante un mundo
externo desprovisto de sentido. Ejemplos de ello, son el auge de la industria
del entretenimiento, la creciente movilidad en los centros de trabajo y el
consumo compulsivo, cuyo contraste con la cotidianidad, fomenta la sensación de
vacío, y dando lugar a la
necesidad de constante excitación.
Así,
respecto al aspecto físico, el
culto al cuerpo es un hecho, convirtiéndose en
expresión de la personalidad, cuyo perecer se intenta anular a través del
dominio absoluto del mismo.
Se
busca proyectar el “yo” en cada acción, bien consumido y relación. Lo público se
reformula desde las categorías de lo privado. Senet, entiende que los vínculos
sociales, únicamente tienen significación para este individuo, si permiten
suscitar en el yo experiencias enriquecedoras. De forma que, las técnicas de
autoayuda se centran en la necesidad de crear redes de apoyo formadas por los
sujetos que comparten el mismo problema.
Por
otra parte, nos encontramos ante una paradójica situación de desinformación por
sobreinformación, a la vez que los medios de comunicación, engendran y destruyen
celebridades efímeras dando creando la idea de que la fama está al alcance de
cualquiera, lo que origina, en muchas ocasiones una frivolidad similar a la
plasmada en el mito de Erostrato, dispuesto a conseguir el éxito a cualquier
precio.
Todo
ello surge a través de un sistema capitalista monopolístico. En el
que las macroorganizaciones, se centran en crear necesidades. A su vez, según
Lipovetsky, el consumo se vuelve personalizado, proyección de un sujeto
fragmentado y cosificado, que entiende su identidad como posesión y consumo de
todo tipo de productos.
En
medio de esta cultura empresarial, autores como Foucault, defienden que el
individualismo es producido por las tecnologías de gobierno lo que da lugar a
un individuo estandarizando, átomo de comunidades desintegradas y adaptado al
creciente aumento de vida, mediante el consumo y los principios de la
civilización técnica. Así, un ejemplo de este control
político, sería el análisis de Rose del “trabajador contento”, instrumento
alineado con los objetivos empresariales. Se produce así una despolitización de
los problemas sociales, convirtiéndolos en problemas psicológicos e
individuales y suprimiendo las movilizaciones colectivas para resolverlos. De
forma que, la terapia individual sustituye a la acción política en lo que se conoce como el actual individualismo
"positivo".
Ante esto, es necesario un sistema en el que el individuo
sea gobernado través de su enlace o dependencia respecto al conjunto de la
sociedad, mediante la responsabilidad,
la cooperatividad, el altruismo y la construcción común de instituciones justas, que minimicen o supriman la
opresión y la desigualdad entre los seres humanos.