Los
sueños han sido objeto de diversas interpretaciones a lo largo de la Historia,
creando desde mitos, leyendas e interpretaciones místicas hasta teorías
psicológicas de la más diversa índole.
Sin
ninguna duda, los sueños constituyen una experiencia humana universal y suponen
un reto para su estudio desde la neurociencia y la psicología. Así, los sueños
han sido abordados desde múltiples puntos de vistas que van desde la filosofía
hasta la medicina, pasando por la psiquiatría, biología e incluso la
inteligencia artificial.
Cuando dormimos, el cerebro conserva su actividad
neuronal y proyecta “películas mentales”.
Aún no se sabe porque se producen, aunque ponen de relevancia su potencialidad. Así pues, las ensoñaciones o experiencias
oníricas aparecen en la fase R.E.M. Mientras tenemos estas ensoñaciones los ojos
detrás de los párpados se mueven muy rápidamente, de ahí que se denomine dicha
fase como fase de Movimiento Ocular Rápido (M.O.R) o en inglés, Rapid Eyes Movements (R.E.M). Luego, en esta
fase, el cerebro paraliza las extremidades corporales, ya que este requiere buena parte del aporte sanguíneo por
la gran actividad que está llevando a cabo. Con lo cual, el cuerpo permanece inmóvil, pero
nuestro cerebro "cobra vida", aunque hay
una zona que se “apaga” , la corteza prefrontal, "nuestro centro de
la lógica" (abajo en la imagen). Así, que sin verse limitado por la razón, el mundo de las
ensoñaciones puede divagar por diferentes lugares de fantasía.
Sin embargo, no solo la neurociencia estudia las ensoñaciones desde su base teórica (estudiar la relación anatómica y funcional entre cerebro y ensoñaciones). Entre los más importantes hallazgos de la humanidad, se ha encontrado documentación referente a la interpretación desde la antigüedad. Las teorías de prestigiosos médicos y psicólogos de primer orden mundial nos ha ayudado a entender ese mundo mágico que se despierta mientras dormimos.
Está
claro que la Historia de la humanidad se ha enfrentado a tres grandes
humillaciones universales: la afirmación de Galileo de que no somos el centro
del Universo, la teoría de la evolución de Darwin que confirma que no somos la
cúspide de la evolución y por último, el hombre no controla su propia mente, es
decir, existe el inconsciente. Esto último fue aportación del psiquiátrico
suizo Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis y el autor de su célebre obra La Interpretación de los Sueños (Die Traumdeutung).
Dice
Freud que el inconsciente lo forman todos aquellos contenidos de nuestra mente
no incluidos en la conciencia- deseos, instintos, recuerdos dolorosos anulados-
protegidos por una barrera que dificulta tremendamente al sujeto el acceso
voluntario a ellos, para lo cual necesita la ayuda del psicoanálisis o la
hipnosis. Así pues, según Feud el hombre accede mientras sueña a los contenidos
protegidos del inconsciente, por tanto, recordar aspectos de lo sueños puede
ayudarnos a desenterrar recuerdos olvidados y un conocimiento mejor de nosotros
mismos.
El acceso a los contendidos del inconsciente por medio de la interpretación de los sueños es
posible debido a que, durante las ensoñaciones, la parte consciente de nuestra
mente se relaja hasta permanecer casi inactiva. De este modo podemos
materializar esos deseos que estando despiertos serían reprimidos por nuestra
mente. Pero como hemos señalado antes, nuestra consciencia se encuentra “adormecida”,
pero no del todo, por esta razón
encontramos las típicas alteraciones, deformaciones y contenidos aparentemente
absurdas que tenemos en los sueños, ya que nuestros deseos son representados de
forma simbólica.
No
creas que lo aquí expuesto es todo lo que se sabe acerca de los sueños. Estamos ante un fenómenos que ha traído mucha
polémica a lo largo de la Historia, pero sigue siendo un tema atrayente para
los psicólogos y neurocientíficos.
Cualquiera que despierto se comportase como lo hiciera en sueños sería tomado por loco (Sigmund Freud)
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