domingo, 23 de octubre de 2011

Conspiraciones

Ya próximo el comienzo de 2012, a lo extraño que supone la salida y entrada de año se suma el hecho de que dos de los cuatro dígitos que componen el nuevo año sean el número 2. Claro, esto es terriblemente curioso e inquietante para adivinos, futurólogos, agoreros, profetas, astrólogos y en general, expertos en el arte de aprovecharse de los insensatos. Con lo cual, hemos de ir preparándonos para escuchar augurios y profecías sobre lo que sucederá en este nuevo año donde coinciden mágicamente dos doses. Serán tantas las premoniciones que todas las posibilidades quedarán cubiertas, de manera que la probabilidad de acierto es elevada, del mismo modo que quedan cubiertas todas las posibilidades de error. Pero el absurdo que de todo esto se deriva no nos importa, porque nos encantan todas estas teorías y el 2020 queda muy lejos, aunque nos las apañaremos para encontrar otros acontecimientos que nos permitan especular (y desconfiar) sobre el futuro, el universo, la verdad… ¿Y por qué nos gustan tanto las conspiraciones? La gente se ha vuelto escéptica a creerse que el hombre ha pisado la luna o ha muerto bin Laden y, sin embargo, se creen todas esas deducciones falaces de fenómenos (para)normales que no son más que charlatanería. Son comunes en conversaciones sobre esto, comentarios del tipo: “no creo en ello, pero lo respeto”. Y de la paranoia de la peña se alimentan programas de televisión y de radio, que a su vez alimentan la paranoia de la peña, y se produce el fenómeno conocido comola pescadilla que se muerde la cola. Pues yo prefiero ser escéptica a pensar que mi negatividad deriva de que soy Capricornio y creerme que han matado a bin Laden.

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